sábado, 25 de junio de 2011

Premio Nobel de la Paz

Hace días, en una de tantas veces que consulto mi correo electrónico, había recibido un correo que a simple vista no me llamó la atención, trataba sobre un premio que a todos nos sonará bastante, el Premio Nobel de la Paz, y a los que no, según me informé después de ver el correo mencionado, es un premio que se concede a la persona o institución que ha trabajado promoviendo la paz en el mundo.
Dicho correo hablaba sobre una persona, concretamente una mujer que fue propuesta para obtener este premio, su nombre era, pues falleció el pasado 12 de mayo de 2008 con la edad de 98 años, Irena Sendler.
Cuando Alemania invadió el país en 1939, Irena era enfermera en el Departamento de Bienestar Social de Varsovia el cual llevaba los comedores comunitarios de la ciudad. Allí trabajó incansablemente para aliviar el sufrimiento de miles de personas tanto judías como católicas. Gracias a ella estos comedores ofrecían no solo comida, también ropa, medicinas y dinero.Los nazis crearon un gueto en Varsovia, e Irena horrorizada por las condiciones en que se vivía allí, se unió al Consejo para la Ayuda de judíos y una de sus tareas era la lucha contra las enfermedades contagiosas. Como los alemanes invasores tenían miedo de que se desatara una epidemia de tifus, toleraban que los polacos controlaran el recinto.
Irena tenía otros planes, no solo luchaba contra las enfermedades y cuidaba de los prisioneros, sino que pronto se puso en contacto con familias a las que ofreció llevar a sus hijos fuera del gueto. Muchas madres y abuelas eran reticentes a entregar a sus niños, algo absolutamente comprensible pero que resultó fatal para ellos. Algunas veces cuando Irena volvía a visitar a esas familias por si habían cambiado de opinión, se encontraba con que todos habían sido llevados a los campos de muerte.
A lo largo de un año y medio, hasta la evacuación del gueto en el verano de 1942, consiguió rescatar a más de 2.500 niños por distintos caminos: comenzó a sacarlos en ambulancias como víctimas del tifus, pero pronto se valió de todo tipo de subterfugios que sirvieran para esconderlos: sacos, cestos de basura, cajas de herramientas, bolsas de patatas, ataúdes… en sus manos cualquier elemento se transformaba en una vía de escape. Los nazis supieron de sus actividades, y el 20 de octubre de 1943, Irena fue detenida por la Gestapo y llevada a la infame prisión de Pawiak donde fue brutalmente torturada, pero no dijo ni una palabra de quienes habían sido sus colaboradores o el nombre de los niños ocultos. Fue sentenciada a muerte, pero un soldado alemán se la llevó para un ‘’interrogatorio adicional’’ y al salir le gritó en polaco ‘’¡Corra!’’. Al día siguiente encontró su nombre en la lista de polacos ejecutados. Los miembros de Zegota habían logrado detener la ejecución sobornando a los alemanes e Irena continuó trabajando con una identidad falsa.
En 1943, durante el Levantamiento de Varsovia, colocó sus listas en dos frascos de vidrio y los enterró en el jardín de su vecina para asegurarse de que llegarían a las manos indicadas si ella moría. Al finalizar la guerra, Irena misma los desenterró y le entregó las notas al doctor Adolfo Berman, el primer presidente del Comité de salvamento de los judíos sobrevivientes. Lamentablemente la mayor parte de las familias de los niños había muerto en los campos de concentración nazis. En un principio los chicos que no tenían una familia adoptiva fueron cuidados en diferentes orfanatos y poco a poco se los envió a Palestina.
En el año 2007 el gobierno de Polonia la presentó como candidata para el premio Nobel de la Paz. Las autoridades de Auschwitz expresaron su apoyo a esta candidatura, ya que consideraron que Irena fue uno de los últimos héroes vivos de su generación, y que demostró una fuerza, una convicción y un valor extraordinarios frente a un mal de una naturaleza extraordinaria. Finalmente el galardón fue concedido a Al Gore, cuadragésimo quinto Vicepresidente de los Estados Unidos bajo la presidencia de Bill Clinton y candidato a la presidencia del país en el 2000. Le fue concedido por su contribución a la reflexión y acción mundial contra el cambio climático.
En mi opinión mucha gente hace cosas por los demás o por un mundo mejor, y si, una contribución a la reflexión y acción mundial contra el cambio climático es importante, pero es relativamente fácil de hacer sentado en un despacho donde el bienestar propio es la prioridad, ¿no creen?; siendo alguien importante por el cargo que desempeña, parece ser que tiene ciertas ventajas que, personas como Irena, quien se jugaba su propia vida por salvar a niños que no conocía de nada pero que su humildad como persona le hacía salvarlos de su fatal destino, incluso aguantar una terrible tortura para no decir ni un solo de sus nombres, no llegara a tener en nuestra sociedad. Así que solo me queda hacerles esta pregunta, ¿creen que no se lo merecía?
Tras haber leído todo esto, habrá gente que no le encuentre la relación a esta entrada con un tema de empresa, pero, desde mi punto de vista, esto es una gran empresa que actúa según conviene en cada momento, otorgándole el Premio Nobel de la Paz a gente que no tiene el mérito que han tenido otros. Todo es política, publicidad y dinero, tal y como se mueven las empresas.

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